Francisco, en las vísperas de Navidad: "Pienso sobre todo en los niños devorados por las guerras, la pobreza y la injusticia"

El Papa hizo hincapié en denunciar “la humanidad insaciable de poder y dinero que devora a los más débiles y causa las guerras”, en el marco de la tradicional Misa de Gallo.

Mundo 24/12/2022
PAPA

El papa Francisco dedicó la tradicional Misa de Gallo que celebró este sábado en el Vaticano a los niños que sufren "las guerras, la pobreza y la injusticia", al tiempo que criticó la "prisa voraz de poseer y consumir" de la humanidad y pidió una Iglesia al servicio de los pobres.

"Mientras los animales en el establo consumen la comida, los hombres en el mundo, hambrientos de poder y de dinero, devoran de igual modo a sus vecinos, a sus hermanos. ¡Cuántas guerras!", criticó el pontífice durante la homilía que recitó en la Basílica de San Pedro, durante su décima misa de Nochebuena desde que fue elegido en marzo de 2013.

Por su parte, luego Francisco, se refirió de forma implícita al conflicto iniciado en Ucrania hace diez meses y al resto de las guerras abiertas en el mundo, como en Yemen o Siria, sobre lo cual exclamó: "Y en tantos lugares, todavía hoy, la dignidad y la libertad se pisotean. Y las principales víctimas de la voracidad humana siempre son los frágiles, los débiles".

Así, Francisco planteó que "en esta Navidad, como le sucedió a Jesús, una humanidad insaciable de dinero, poder y placer tampoco le hace sitio a los más pequeños, a tantos niños por nacer, a los pobres, a los olvidados". "Pienso sobre todo en los niños devorados por las guerras, la pobreza y la injusticia", enfatizó.

En ese marco, el Papa envió esta semana a su limosnero, el cardenal polaco Konrad Krajewski, a que reparta generadores de electricidad y camisetas térmicas a la población de Ucrania. El purpurado polaco, de hecho, celebrará mañana la Navidad en Kiev.

Así, el Papa hizo una "invitación a mirar la vida, la política y la historia con los ojos de los niños".

"En el pesebre del rechazo y de la incomodidad, Dios se acomoda, llega allí, porque allí está el problema de la humanidad, la indiferencia generada por la prisa voraz de poseer y consumir", agregó luego Jorge Bergoglio, de 86 años, quien se mostró notablemente recuperado de la lesión en la rodilla que el año pasado le había impedido encabezar algunas celebraciones.

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